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Editorial: un aire más limpio, un clima estable y vidas más sanas

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Article Publicado 04/07/2024 Última modificación 04/07/2024
4 min read
Photo: © Keti Talevska, Environment & Me/EEA
La Unión Europea ha realizado grandes progresos en la mejora de la calidad del aire mediante la adopción y aplicación de políticas y medidas desde la década de 1980. Sin embargo, la contaminación atmosférica sigue siendo el mayor riesgo medioambiental para la salud de las personas en Europa. Este riesgo es aún mayor cuando se combina con las repercusiones del cambio climático, como el calor extremo, que afecta a los grupos vulnerables (ancianos y niños).

Según nuestras últimas previsiones, al menos 253 000 muertes en la UE en 2021 fueron atribuibles a la exposición a niveles de partículas finas por encima del valor orientativo de 5 µg/m3 establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de la tendencia positiva, el número de muertes relacionadas con la contaminación atmosférica sigue siendo sorprendentemente elevado.

 

Los niños y las personas mayores son los que más sufren

La carga de la contaminación atmosférica recae desproporcionadamente sobre las personas más vulnerables de nuestra sociedad, y las desigualdades sociales y económicas están vinculadas a la exposición a una peor calidad del aire. Los niños y las personas mayores tienden a sufrir las peores consecuencias para la salud al respirar aire contaminado, y las personas con ingresos más bajos viven a menudo en las zonas más contaminadas.

Además de provocar muertes, por ejemplo debido al cáncer y las enfermedades cardíacas, la contaminación atmosférica afecta a la calidad de vida de las personas afectadas por enfermedades. Muchos de nosotros sufrimos o tenemos familiares que padecen enfermedades como el asma, enfermedades cardíacas o diabetes, y sabemos cómo la contaminación atmosférica puede dificultar nuestra capacidad para realizar tareas diarias sencillas. Tampoco debemos olvidar los importantes costes que la contaminación atmosférica sigue imponiendo a nuestros sistemas sanitarios.

 

Calor extremo y contaminación atmosférica combinados

A esto hay que añadir los efectos cada vez mayores del cambio climático, como las olas de calor que hemos visto en los últimos años o los incendios forestales relacionados con el cambio climático, que también agravan el problema. Los cambios en los patrones meteorológicos también pueden aumentar los riesgos que plantea la contaminación atmosférica. Por ejemplo, las concentraciones de ozono troposférico pueden aumentar durante los períodos de calor y sequía. La disminución de las precipitaciones también puede provocar mayores concentraciones de partículas en el aire.

Cuando se combinan, la contaminación atmosférica y el calor extremo pueden dar lugar a mayores tasas de mortalidad, especialmente para las personas mayores y las personas con enfermedades existentes. Este mayor riesgo requiere medidas aún más urgentes para reducir la contaminación atmosférica, reducir las enfermedades relacionadas y aumentar la capacidad de la población para hacer frente a temperaturas más elevadas. El cóctel de contaminación y calor es especialmente grave en las ciudades, donde la calidad del aire es baja, y el efecto isla de calor urbano conduce a temperaturas locales aún más altas.

Cabría preguntarse: «¿por qué tomar medidas?». La respuesta es porque estas muertes atribuidas a la contaminación atmosférica pueden prevenirse. Y también porque podemos mejorar la vida cotidiana de millones de europeos, cuya salud y calidad de vida se ven afectadas por la contaminación atmosférica, de manera grave o más discreta.

 

Las medidas orientadas a una mayor calidad del aire salvan y mejoran la vida

Gracias a la legislación de la UE y a las medidas adoptadas a escala nacional, regional y local, el número de muertes atribuibles a la exposición a la contaminación por partículas finas en la UE se ha reducido casi a la mitad en las dos últimas décadas. Europa está en vías de alcanzar el objetivo de su plan de acción «contaminación cero» para reducir esas muertes prematuras en un 55 % de aquí a 2030 en comparación con 2005.

Sin embargo, aun alcanzando este objetivo se seguirán produciendo un número significativo de muertes cada año. Para proteger la salud de nuestros ciudadanos, la UE y todos nuestros países miembros deben aspirar, en última instancia, a cumplir las directrices de la OMS en materia de contaminación atmosférica. El refuerzo de las normas existentes en la legislación de la UE contribuirá al logro de este objetivo, así como las medidas dirigidas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en consonancia con los objetivos climáticos de la UE.

Las reciente conferencia sobre el clima celebrada en Dubái (COP28) concluyó con un acuerdo significativo para, entre otras cosas, reducir las emisiones aún más rápidamente y abandonar el consumo de combustibles fósiles. El acuerdo hace un llamamiento a la acción para mantener a nuestro alcance el objetivo de 1,5 °C, lo que a su vez reducirá los riesgos de los efectos combinados en la salud que tienen el calor y la contaminación atmosférica.

En muchos casos, tomar medidas sobre el cambio climático o la calidad del aire proporciona beneficios mutuos. Por ejemplo, un sistema de movilidad y energía sostenible, incluida la calefacción y refrigeración de los edificios, puede reducir las emisiones de contaminantes atmosféricos, así como las emisiones de gases de efecto invernadero. De la misma forma, los importantes recortes en las emisiones de gases de efecto invernadero pueden reducir el mayor riesgo al que nos enfrentamos como consecuencia de los efectos combinados de la contaminación atmosférica y el calor extremo. Las medidas contra el cambio climático, que aportan beneficios tangibles a las comunidades locales en términos de un aire más limpio y una mejor salud, también tienden a ser bien recibidas por estas comunidades.

 

Apoyar la toma de decisiones fundadas

El conocimiento desempeña un papel crucial a la hora de determinar y aplicar las políticas y medidas sobre el terreno. Los responsables políticos a escala europea, nacional y local deben ser plenamente conscientes de las repercusiones que la contaminación atmosférica está teniendo en la salud de los ciudadanos, y en los ecosistemas, así como de la urgencia de proteger a los más afectados. Una mejor concienciación pública sobre los efectos que tiene la contaminación atmosférica en la salud también puede contribuir a generar mayor apoyo a las nuevas políticas y acciones destinadas a mejorar la calidad del aire.

En la Agencia Europea de Medio Ambiente ofrecemos una amplia gama de productos —desde análisis anuales hasta conjuntos de datos, y desde indicadores hasta aplicaciones (apps) sobre calidad del aire—, que permiten a los usuarios comprobar la calidad del aire allá donde viven. Y mantenemos nuestro compromiso de proporcionar conocimientos oportunos, pertinentes y fiables a los responsables políticos y al público europeo.

No debemos olvidar lo que supondrá contar con un aire más limpio: una vida más saludable para todos.

Les deseo a todos unas felices fiestas y un próspero año nuevo.

Leena Ylä-Mononen
Directora ejecutiva de la AEMA

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